Como Se Cura La Gallina De Jules Renard

Si vuelves a hacerlo, arrojaré tu fijador al río. Con los pelos aplastados, con el traje de cada domingo chorreando y totalmente empapado, espera a que le cambien o el sol seque sus ropas, tanto le da. No teme a absolutamente nadie; si yo intentara imitarle, de qué manera se reirían de mí.

En un instante solo se va a oír el estruendos sordo del heno triturado por las lentas mandíbulas. Colgada de un travesaño del pesebre, una cubierta de lana de rayas desteñidas semeja la única guardiana de los carneros. Arrojarse a él desde la ventana. Tendría temor si pensara en tener temor, pero ya no lo piensa.

Seguro que los demás cargan también con sus penas, pero los compadeceré mañana. Hoy reclamo la justicia por mi cuenta. Qué suerte no sería preferible a la mía? Esta madre no me quiere y yo no la deseo. Dice bruscamente el señor Lepic, nervioso.

A la bodega, señor Pelo de Zanahoria. Disculpe, soy yo quien va a la bodega. Sé distinguir el precinto azul del colorado.

De hecho, el topo hace aparición sobre la piedra, lleno de sangre; su vientre lleno de grasa temblequea como una gelatina y dicho temblor da la impresión de vida. Exclama Pelo de Zanahoria, que se ensaña con el animal. Lo coge, lo insulta y cambia de procedimiento. Colorado, con lágrimas en los ojos, le escupe y lo lanza con sus fuerzas, a bocajarro, contra la piedra. Sin embargo, el vientre informe sigue moviéndose.

Los primeros días pasaron veloces en el trasiego escalonado de la mudanza y las horas dedicadas a recorrer una capital que tenía injustamente olvidada. I Manu se levantó por la mañana como siempre; es decir lloriqueando y protestando por el hecho de que hay que vestirse, hay que peinarse, hay que lavarse… Quién Tiene El Mejor Plan? Una noche, mientras el sol se encontraba haciendo su viaje hacia el suelo, Conejo decidió visitar la vivienda de Gata.

Apenas había agua para contemplar a un gato, pero tú no te levantabas. No pensabas levantarte? Si piensas que recuerdo qué pensaba en la fuente! EL PADRINO Al fin tu chapoteo me despertó. Pobre pájaro, pobre pajarito! Vomitabas como una bomba.

Hay otro tras mí, papá. Ve a buscarla al armario. Pero Félix, el hermano mayor, se confunde. Pasa por enfrente del armario. Corre hacia el aparador, lo abre, coge una botella llena de agua y, serenamente, se la vacía sobre la cabeza.

Será mejor que les realice creer que no detesto el fijador. No obstante, mientras que Pelo de Zanahoria se resigna mansamente, sus cabellos le vengan sin él saberlo. Semeja un rastrojo al deshelarse. Y inmediatamente el primer mechón de pelo se yergue en el aire, rígido, libre. Deseo tener ese hijo tuyo, amor.

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