Como Se Dice Gallina En Costa Rica

«Cuente sus gallinas, cuente, no vaya a ser que alguna se quede por aquí, y se la meriende el cacomiztle» (Astucia, tom. II, cap. 4, p. 107). Clase de alacena portátil de enrejado en que los indios trasportan pavos, gallinas, huevos, quesos, etcétera. RODRÍGUEZ, p. 75; ORTÚZAR, página 62.

«El macho serás tú […] le dije , indigno, maldito, 4 orejas» (PENSADOR, Periquillo, tom. III, cap. 4, p. 60). † Cuatrero, ra. Que afirma cuatros o despropósitos. Aplícase a los indios que charlan mal el castellano, y aun al mismo idioma de esta manera estropeado.

11, p. 189). «Fué sumamente consentido de sus padres, y eminentemente de la señora» (Astucia, tomo I, cap. 1, p. 8). «Lo crió tan consentido y licencioso» (Id.

Alejo no se tienta el corazón para gastar un peso» (Id. 11, p. 223). «Yo no me tiento el corazón para eso» (Id.

DAR UN CAFÉ, es abochornar, ofrecer una cólera. Otros dicen PEGAR UN CAFÉ; y asimismo dicen del paciente, que le toma. «Unos pantalones viejos suyos […] cachiruleados» (Astucia, tom. II, cap. 5, p. 112). Cachetón, na. Cachetudo. Acostumbra tomarse también por gordito.

«En la chocolatería de la calle del Espíritu Beato se dará razón dónde tienen la posibilidad de acontecer los que necesiten cajoncillos de camalote, que se trabajan con primor» (Períodico de México, tomo III, p. 392). † Calzón. Patología que padece la caña de azúcar, y consiste en secarse, antes de tiempo, las dos hojas del pie, con lo que se detiene su desarrollo. Procede generalmente de falta o de exceso de riego.

Sus hojas son comestibles, y el cocimiento de toda la planta se utiliza en medicina doméstica como remedio eficacísimo de las hemorroides. Pedazo de tela con que, en lugar de enagua, se rodean el cuerpo las indias de algunos lugares. A éstas dicen indias enredadas, y es frase injuriosa entre la gente del pueblo.

Torcerse un negocio, salir mal. «El Marqués fué llevado en un vehículo del ubicación á su casa» (ROA BÁRCENA, Noche al raso, VI). «El regidor, como hijo de la región, está acostumbrado al aguador, al turismo del ubicación y á otros muchos adefesios nuestros» (FACUNDO, Vistazos, p. 190). «El turismo de sitio, el auténtico turismo simón de á cuatro reales la hora, sigue luchando no solo con el tranvía, sino más bien con el coupé de ruedas encarnadas ó azules» (G. OBREGÓN, México viejo, p. 240).

«Aviso á Vd. Que ayer ME CAMBIÉ. -¡Cómo! No entiendo.

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