Un plato que tiene mucha historia, gracias a su fama de afrodisíaco masculino. Consumido por muchos reyes durante la historia, entre ellos Carlos III, Fernando II de Aragón, Felipe IV. Se acostumbraba a darle de comer al novio antes de la noche de bodas.
Las sacamos y una vez escurridas las secamos con papel de cocina, las salpimentamos y dejamos reposar hasta el día de hoy de freírlas. Las criadillas son un plato exquisito y dignas de paladares frágiles. Seguro que lo sabéis, pero por si acaso andáis despistadillos, yo les lo confirmo, son los testículos del toro, novillo, añojo, etc., no de ternera…Y claro, vienen de dos en dos y es así como yo las compro.
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Para mejorar su salud sexual era un enorme aficionado a consumir testículos de toro, lo que muchos conocemos como criadillas. Las criadillas entran a formar parte de los alimentos pertenecientes al grupo de la casquería. En invierno puede acompañarse con papas asadas o al vapor, con una salsa de tomate, cebolla, pimentón, cilantro, ajo, y limón. Una vez rebosadas tienen la posibilidad de pasarse por esta salsa y recibir todo el calor de la vivienda de la abuela.
Si bien para bastantes no sea plato de buen gusto, la realidad es que las criadillas son veneradas en España, Argentina, gran parte de Asia –más que nada la cocina de China–, Van a ir, Grecia y Turquía, donde les llaman “billur”. Más tarde, los pasamos por harina, retirando el viable exceso que logre adherirse, y finalmente por pan rallado. Así ahora están completados para freír.
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En la casquería nos las arreglan a nuestro gusto, y salen unos filetes tan tiernos que el abuelo Vicente, que en paz duerma bien, se tomaba sin ponerse la dentadura. Las criadillas es el nombre gastronómico que reciben los testículos de todo animal de matadero.
Solamente aportan calorías, unas 135 por cien gramos de producto. Y tampoco grasa, solo tres gramos por esos cien de criadillas. Contienen una buena fuente de proteína magra y también bastantes minerales, como el hierro y, sobre todo, el zinc. Este zinc mantiene en buen estado tu piel, uñas y pelo.
Criadillas De Toro Rebozadas Y Fritas Con Un Toque De Ajo Y Perejil
Almacena mi nombre, correo y web en este navegador para la próxima vez que comente. Servir las criadillas rebozadas inmediatamente, como piscolabis o con algún acompañamiento como plato primordial.
Preparamos un plato con 2-3 huevos batidos, una rama de perejil fresco y 2 dientes de ajo todo muy bien picado. Si en ese momento no disponemos de perejil fresco, siempre podemos utilizar perejil molido, aproximadamente una cucharadita.
Las que hoy iremos a elaborar en nuestra cocina surgen de un toro, el macho no castrado de la vaca. Este es un animal de enormes dimensiones, proveído de dos cuernos, uno a cada lado de la gran cabeza que posee, y de pelo cortito. Es herbívoro y rumiante, se nutre de hierba, la que regurgita de manera semidigerida, para volverla a masticar y digerirla ya desmenuzada por completo.
En el momento en que la salsa está hecha, incorporamos las criadillas y las combinamos bien con la salsa sin que cuezan. El motivo de que las criadillas no cuezan con la salsa es por el hecho de que al llevar éstas harina, la espesaría en exceso. Lo primero es soliciar al carnicero que nos limpie las criadillas, tienen una piel que las recubre y es mejor que nos las den sin piel.
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Y es que culinariamente son muy cotizadas, a pesar de que a nivel científico no esté probado su poder afrodisíaco. Las más populares son las criadillas de toro, si bien prácticamente se tienen la posibilidad de cocinar los testículos de otros muchos animales, especialmente del ternero, el cordero o aun el gallo.
Ponemos al fuego una sartén de tamaño medio-grande con un buen chorro de aceite de oliva y, en el momento en que adquiera la temperatura correcta, echamos uno a uno los filetes. Al principio, el fuego debe estar alto a fin de que adquiera una temperatura elevada lo antes posible, pero, una vez que los echamos en la sartén, lo bajaremos para eludir que se nos quemen y así se hagan despacio y salgan tiernos. Partimos la criadilla a nuestro gusto, en dados o en filetes, y las dejamos en un bol con agua fría y un chorrito de vinagre unos 10 minutos.
