A lo largo de los primeros 18 días la temperatura debe sostenerse en torno a los 37,7°C, con una humedad del 57%. Desde el día 18 entramos en la fase de eclosión, con lo que se aconseja bajar la temperatura a 36,9°C y aumentar la humedad entre 66% y 75%. Una vez que tengas los huevos deberás decidir si los vas a incubar de forma natural, bajo una gallina, o usando una incubadora artificial. Para incubar un huevo naturalmente, necesitarás tener una gallina que esté dispuesta a sentarse sobre los huevos a lo largo de tres semanas enteras.
Sucede de esta forma mientras sus pulmones se adaptan al nuevo ambiente. Es necesario tratar de contener las ganas de ayudarlos a salir. Esto debe acontecer de manera natural para evitar ocasionarles lesiones. Los polluelos romperán un poco el huevo en su parte más ancha y tomarán su primer aliento de vida. Es buena idea tener un termómetro a mano para revisar la temperatura y un hidrómetro para chequear la humedad. Es necesario mantener esta última entre 45 y 50% los 18 días y acrecentarla a 65% para los días finales.
Como obliga al usuario a estar 100% al cargo del proceso, voltear huevos, supervisar la temperatura y humedad. La verdad es que, aquellos que sean fértiles naturalmente, reducirán considerablemente los peligros de muerte antes de la eclosión. Las gallinas sanas tienen cantidades de fertilidad entre un 55 y 95%. Por su lado, cada huevo fertilizado tiene un tazón de eclosión satisfactoria que consigue 50 a 75%.
Las chalazas son cordones gelatinosos que mantienen la yema en el centro del huevo y el feto en la parte superior. La yema, la albúmina, el llamado tubo interior y la cáscara están envueltos en una piel muy fina. Una gallina sale del cascarón a lo largo de 21 días, luego nace el pollito. Para darles más calor es suficiente con acercar la lámpara al nido.
No deben colocarse menos de seis huevos a empollar, en especial si han sido recibidos como un envío. Esto no es lo idóneo porque gallos y gallinas son animales de grupo. Un pollito criado solo moriría de tristeza, por mucho cariño que le deis.
Hay que sostener una temperatura constante de 37,7 °C en la incubadora con una variación permisible de solo 0,2 °C. Para ello, es fundamental que la temperatura exterior asimismo sea bastante constante (entre 18 y 24 °C). La humedad interior asimismo es primordial y ha de estar entre el 45 y el 55%. Esa burbuja permite al embrión respirar en el momento en que ya está preparándose para nacer.
Pero aun haciéndolo con extremado cuidado tenemos la posibilidad de perjudicar al pollito. A veces, los pollitos tienen adversidades para explotar, situación que es adecuada a diversas razones. Dependiendo de la proporción de huevos podríais requerir 2 o tres. Esas habituales lámparas de escritorio cuello de cisne tienen la posibilidad de funcionar muy bien.
Efectúa una protección en «L» sobre exactamente la misma y un falso piso para lograr limpiar las heces de los pollos cuando nazcan. La incubadora es de gran ayuda para dar a luz a un pollito incrementando las opciones de eclosión, simulando lo que ocurre naturalmente en la naturaleza. De hecho, retoma lo que generalmente hace la gallina de crianza en el transcurso de un período de unos 21 días. Puede parecer una resolución insensible, tomada con la cabeza, que quiere no debilitar la línea de cría. Una gallina grande puede empollar diez huevos máximo cuando esté clueca.
Hay que abrir las rejas de ventilación según lo indique el manual de la incubadora. Así va a ser hasta los últimos tres días en el momento en que deben abrirse completamente. No hay forma de comprender el sexo del pollito antes que nazca. Los gallos en las ciudades tienen la posibilidad de ser una molestia, así que si es vuestro caso, antes de que empiecen a cantar, buscadles un nuevo hogar. 18 días después, los polluelos comenzarán a romper la cáscara.
