Como Se Escribe El Sonido Que Hace Una Gallina

“Las onomatopeyas de los animales y los sustantivos con los que nos referimos a ellas son una caja de sorpresas”, apuntan desde la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA). El gallo genera un sonido llamado canto (descrito a través de la onomatopeya «quiquiriquí» o «kikirikí»), siempre que no esté castrado (pollo capón). Estos cantos y los ocasionales que se suelen ofrecer a lo largo del día, fuera de los periodos descritos, sirven como desafío territorial a otros gallos, para captar las hembras próximas y como señal de aviso por norma general. Asimismo puede deberse a algún disturbio a su alrededor.

En el silencio unicamente se escuchabaun susurro de abejas que sonaba(Égloga III de Garci Lasso, XVI)Con la reiteración de las palabras formadas por eses, se procura reproducir el sonido de las abejas zumbando. Es curiosa la diferente reacción según el sexo de los animales en el momento en que hallan un alimento particular. Si quien lo encuentra es una hembra, esta se lo come sin avisar a absolutamente nadie, excepto si tiene pollos, que hace lo mismo que el gallo, esto es, avisa a la prole como afirmábamos antes para que sean las crías las que coman. El gallo emite además otros sonidos, esta vez ahora similares a los que emite la hembra de su clase, llamado cacareo, y la onomatopeya utilizada para describirlos es «clo-clo» o «cocó». Este sonido lo emite sobre todo cuando se propone fecundar a alguna hembra, o cuando encontró comida, para llamar al resto de su familia. Este sonido es más de tipo tranquilo y familiar.

Por esa razón, quizá penséis que las onomatopeyas solo se usan en este género o en el infantil, pero observaremos que hay múltiples formas de que el lector se meta en ambiente usando este recurso en otro género de géneros. Bueno, no es que sea precisamente de esta manera, pero sí que, dependiendo del idioma y del país, los sonidos que emiten los animales se escriben de forma diferente. En el presente artículo, te contamos las onomatopeyas de los animales en otros idiomas.

Un sonido que no está catalogado, un mundo distinto, una ambientación única… Hemos visto en artículos pasados que el lenguaje está en constante cambio y que se tienen la posibilidad de crear novedosas expresiones en el momento en que expresan algo que antes no existía. Una onomatopeya bien construida, que el lector asocie fácilmente con el sonido que el creador quiere reproducir, les ahorrará muchas expresiones descriptivas. Un recurso expresivo excelente que sintetiza una situación o término.

Asimismo cuando está incubando se comunica con los pollos antes de la eclosión emitiendo un ronroneo y un cacareo continuo. Entre los sonidos que todos conocemos es el habitual que la gallina hace después de poner un huevo (po, po, po… pa, pa). Está comunicando al conjunto su orgullo de haberlo puesto y, si oímos atentamente, oiremos al resto del grupo contestar tal y como si de alguna forma estuviesen dándole la suerte.

Nos metemos en la cabeza del lector y le contamos lo que debe ver, sentir y percibir.La lectura de solo una palabra, una onomatopeya, explica con perfección el sonido o el estruendos que se produce en determinado instante en una historia. Si el lenguaje debe ser preciso y efectivo, las onomatopeyas son estupendas para crear ese ámbito en el que el lector se pierda. Queremos que viva nuestro relato, también que lo escuche.Es importante su función, por poner un ejemplo en la novela gráfica o en los cómics.

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Bueno… Allá nosotros…Cof, cof… Y ahora que me he aclarado la garganta, prosigamos con el artículo serio y formal al que os tengo familiarizados.Este mes les hablaré sobre las onomatopeyas y cómo manejarlas en un texto. ¿Que nunca las habéis empleado en una narración? En todos y cada idioma, además de esto, el sonido que hacen los animales cambia. Por ejemplo, el perro en inglés no hace «¡guau ,guau!», sino más bien «woof-woof!» –o, si es un cachorro, «yip-yip!»–; en hebreo sería «hav-hav» y en japonés «wan-wan».

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