Seguro que habrás reparado en que su diseño corporal semeja hecho a propósito para este fin. Pero también las gallinas tiene una piel escamada cerca de las patas (considerablemente más gruesa) y con otros elementos externos que, sin ser propiamente piel, las resguardan del exterior. Las rodillas son fuertes para aguantar la posición de plegado que las gallinas adoptan tanto para reposar para poner y/o incubar huevos.
Bajará una de sus alas y caminará haciendo círculos cerca de su objetivo. Por su lado, la hembra inicialmente va a salir corriendo, pero por último bajará la cabeza para señalar que está ya lista para copular.
En el caso de las gallinas, como ahora hemos citado previamente, la evolución ha intervenido transformándolas, por eso son inútiles de volar grandes distancias. Ya los egipcios descubrieron esta práctica y desarrollaron la primera industria avícola tosca, exponiendo los huevos a los rayos solares y a unos hornos de arcilla en las horas nocturnas. Y sucede que el poder incubar los huevos y seleccionar la escapada ante la existencia de un depredador aumentaba mucho sus posibilidades de supervivencia en el momento en que vivían en estado salvaje, hace cientos de años. Observemos mucho más de cerca de qué manera está formada una gallina; así entenderemos mucho mejor su estado general, metabolismo, movimientos y reacciones, tal como su conducta dentro y fuera del gallinero. En el momento en que un gallo descubre que una gallina está receptiva, empezará su cortejo.
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En el magnum, segundo segmento y considerablemente más largo, se forma la clara. Para finalizar, en el útero, cuarto segmento de enorme diámetro, se alojan unas glándulas que generarán el calcio para constituir la cáscara. En el polo más romo del huevo se apartan y forman una cámara de aire tanto mayor cuanto más envejecido está el huevo.
La cáscara está hecha de carbonato de calcio, el cual también se encuentra en el mármol y la tiza. La cáscara tiene un enorme diseño, tiene de media solo 0,3 mm de espesor, pero es increíblemente fuerte. En el momento en que tus gallinas ponen huevos sin inconvenientes, generarán un huevo nuevo cada 25,5 horas. Este tiempo es muy poco para crear algo tan complejo, tan perfecto y tan sabroso como un huevo.
De esta forma, los huevos que se comercializan no están fecundados y, por tanto, de ellos no tienen la posibilidad de nacer pollos, tal y como explican desde Fincas Casarejo, expertos en productos relacionados con la avicultura de ocio. El sistema reproductivo forma, sin duda, una de las partes más interesantes de las gallinas. Poca gente sabe que las gallinas ponen huevos para reproducirse como medida de coche-protección.
La piel de las gallinas, por su parte, las resguarda asimismo del frío y del calor, y tiene como esencial función transformar la luz del sol en vitamina D. La piel emplumada tiene unos folículos, una especie de finos cilindros, que es donde se engarzan las plumas. En el intestino angosto, como en los mamíferos, se genera la absorción de nutrientes.
Pero lo que llama la atención de su sistema digestivo es la sepa de estómago, que es sustituido por el buche, entre las unas partes de la gallina más interesantes. Otro órgano que, sin ser estrictamente comentando una parte del sistema reproductivo, sí tiene mucho que ver con él es la cresta. Este apéndice rojo que corona la cabeza de las gallinas de tejido cartilaginoso es un carácter sexual secundario, esto es, un indicador del nivel de maduración sexual de estas aves.
