Semeja razonable que animales con voces graves van a tener oídos amoldados para oír sonidos graves, al paso que animales con voces agudas deberían tener oídos expertos en sonidos agudos. Hasta hace poco se creía que las plumas habían aparecido por vez primera en un miembro primitivo del linaje de los terópodos que condujo a las aves. Pero en 2009, científicos chinos han comunicado el descubrimiento de una criatura con cerdas en el dorso, Tianyulong, correspondiente a la rama de los ornitisquios del árbol filogenético de los dinosaurios, lo que significa que no era ni por asomo un terópodo. El hallazgo planteó la asombrosa posibilidad de que el antepasado de todos los dinosaurios tuviese plumas semejantes a cerdas y que ciertas especies las hubieran perdido en el transcurso de la evolución. El origen de las plumas podría retroceder aun más en el tiempo si además se confirma que la «pelusa» observada en ciertos pterosaurios eran plumas, puesto que esos réptiles voladores comparten con los dinosaurios un antepasado aún mucho más viejo. Corwin Sullivan y sus colegas del Centro de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de Pekín han hallado una manera de que Anchiornis pudiese superar ese problema.
Para producir fuerza de sustentación, el ave sólo debe inclinar las alas y ajustar la circulación del aire por arriba y por debajo de las mismas. El análisis comparativo entre todas y cada una de las especies de aves y los cocodrilos pone de manifiesto diferentes puntos como las bases genéticas de la aptitud de vuelo. Aquel trabajo, que hace despertar toda clase de ideas futuristas presentes en la ciencia ficción sobre la resurrección de los dinosaurios, se realizó con una sola secuencia genética y en tiempos en los que la industria genómica estaba aún en su niñez. ¿Qué datos biológicos se podrían conseguir si se dispusiera de todas y cada una de las secuencias de todas y cada una de las especies de animales que descendieron de los dinosaurios?
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Posiblemente la selección sexual impulsara la evolución de ese plumaje extravagante, como el día de hoy impulsa la evolución de la cola del pavo real. Y de la misma la cola extendida y pesada supone una carga para el pavo, la superabundancia de plumas quizá fue un inconveniente para Anchiornis. Las aves y ciertos réptiles, como los cocodrilos, lograron burlar hace 65 millones de años la extinción masiva de los dinosaurios tras el choque de un asteroide contra la Tierra. Los dinosaurios distribuyen un antepasado común con las gallinas, las avestruces y, en menor medida, con los caimanes.
Una persona desciende de su madre, pero no es su madre, es una persona distinta. Al decir que “las aves descienden de los dinosaurios”, implícitamente se da a comprender que aquel pequeño conjunto de dinosaurios, representados por Archaeopteryx, en algún momento de los últimos 150 millones de años dejó de ser dinosaurio para convertirse en ave. Un análisis del oído de adentro de múltiples especies fósiles declara que probablemente las crías de dinosaurio llamaban a sus padres, como hacen hoy en día las aves y los cocodrilos.
Ojos Para Los Ojos
Las alas de los aviones aprovechan ciertos de esos trucos aerodinámicos, pero el ala de un ave es mucho más sofisticada. Cuando un ave se acicala las plumas, las barbas se apartan sin esfuerzo y vuelven a cuadrar en su lugar. En contraste, el ala del gallito de las rocas macho combina agilidad con una fachada vistosa.
Haría falta un colosal músculo financiero, científico y tecnológico para conseguir un fin similar. Cuando las ciudades, cuando las especies evolucionan, cambian y se forman especies novedosas. Con el tiempo suficiente se irán formando nuevos grupos, nuevos linajes que a su vez van a ir divergiendo como las ramas de un árbol. Pero, y o sea esencial, una nueva especie, un nuevo grupo, nunca deja de pertenecer al grupo al que pertenecían sus antepasados.
Por Mucho Que Le Duela A Algunos, Ninguno De Estos Es Un Dinosaurio
En la nueva investigación, publicada en la gaceta Nature Communications Biology, los científicos comentan cómo los cocodrilos siguen un patrón de evolución popular como «equilibrio puntuado». La prehistoria asimismo vio géneros de cocodrilos que no observamos en la actualidad, incluidos colosales tan grandes como dinosaurios, herbívoros, corredores rápidos y formas serpentinas que vivían en el mar. Excluir a las aves del clado Dinosauria supone que este sea parafilético, y, por consiguiente, incorrecto. El único clado monofilético que cabe bajo la definición de ‘dinosaurio’ incluye a las aves, como condición sine qua non.
Los paleontólogos están estudiando a los familiares más cercanos de las aves entre los terópodos para saber de qué manera se produjo la transición. Entre los mucho más reveladores es el recién descubierto Anchiornis, de más de 150 millones de años de antigüedad. Del tamaño de una gallina, tenía plumas en los integrantes anteriores, con áreas blancas y negras, y en la cabeza lucía un llamativo penacho colorado. Más información Huellas fosilizadas de dinosauriosTambién era razonable pensar que ese cambio se hubiera producido como adaptación al vuelo. Los ancestros de las aves podían ser pequeños reptiles con escamas, cuadrúpedos y de hábitos arborícolas, que saltaran de rama en rama. Si esas escamas se hubieran hecho mucho más largas, les habrían entregado una mayor fuerza de sustentación, lo que les habría permitido planear cada vez un tanto más lejos.
