Peter Carl Fabergé, la persona menos indicada para ocultar simpatías zaristas, escapó por los pelos y murió en Suiza. La colaboración entre Fabergé y los Romanov se considera la cúspide del lujo.
Iconos de la familia Románov, conocidos en todo el mundo y rodeados de historia y misterio. La fundación que apoya el Museo Fabergé en San Petersburgo es la Fundación Backlink of Times, que ha sido repatriada a Rusia con objetos de valor cultural perdidos.
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Huevos Fabergé: Piedras Hermosas, Desapariciones Misteriosas Y Un Chatarrero Que Ganó 23 Millones De Euros
Un día de 2012 procuró en Google plus «huevo» y «Vacheron Constantin», el nombre del reloj que hay en el interior, y acabó conociendo que tenía en su poder una pieza maestra valorada en 20 millones de libras. Entre las más altas esferas de la sociedad de San Petersburgo se desarrolló la práctica de enseñar los regalos de Pascua adornados con joyas. Así el emperador Alejandro III tuvo la iniciativa de encargar la creación de un nuevo de Pascua particular como una sorpresa para la emperatriz. En la Pascua rusa hay una tradición centenaria de colorear huevos a mano y llevarlos a la iglesia para ser bendecidos para luego regalarlos a amigos o familiares.
También exploraremos por qué razón son tan populares y qué los hace tan especiales. Entre los huevos desaparecidos que se halló en un mercadillo de EEUU. Los ancestros de su familia procedían de la Picardía, una región en el norte de Francia, lo que enseña el apellido no ruso, y eran hugonotes, protestantes franceses. En el momento en que en 1685 el rey Luis XIV revocó el edicto de Nantes que garantizaba protección a los protestantes, los Fabergé debieron huir del país y escaparon hacía el noreste.
Joyero De La Familia Imperial
Una cronología anterior fechaba el Huevo del Reloj de la Serpiente Azul en 1887 y también identificaba el huevo de 1895 como el Huevo de los Doce Monogramas. El descubrimiento del Tercer Huevo de Pascua Imperial previamente perdido confirma la cronología ahora. Peter Carl Fabergé, popular también comoKarl Gustavovich Fabergé, nació en San Petersburgo en mayo de 1846, en el seno de una familia alemana de raíces francesas hugonotas que habían abierto una joyería en la localidad.
El último huevo de joyería realizado por Carl Fabergé para la familia imperial rusa. Gracias a los acontecimientos de principios de 1917, no se acabó. Tenía sucursales en Moscú , Odessa , Londres y Kiev ; aunque la principal producción de joyas, su tienda principal y la oficina estaban ubicadas en San Petersburgo, en la propia casa de Karl Faberge en la calle Bolshaya Morskaya, 24.
Cajas de rapé, pitilleras, llamadores de criados, marcos para fotografías y otros elementos necesarios en la vida diaria de la alta sociedad. Naturalmente, la firma fabricaba joyas, pero, tristemente, escasos productos han sobrevivido hasta nuestros días. Piezas pertenecientes al Huevo de Pascua imperial «Gallina» de la compilación del Museo Fabergé de San Petersburgo. El museo también cuenta con una pequeña cafetería en la planta baja donde se puede comer, tal como tienda de regalos.
Estos huevos coloristas eran una tradición venerada cada domingo de Pascua de en relación a las pautas de la iglesia ortodoxa. La zarina se emocionó de tal manera que el todopoderoso zar ordenó al joyero de la corte dar cada año una pieza singular en Semana Santa. El coleccionista privado más importante del siglo XX fue el multimillonario editor Malcolm Forbes, fallecido en 1990, que brincó de las páginas de economía a las de sociedad por su sonado noviazgo con Elizabeth Taylor. En 1965 adquirió el primero denominado el huevo de la duquesa de Marlborough, hasta llegar a atesorar nueve de estas reliquias rusas que los descendientes de Forbes procuraron subastar en Sothebys en 2004.
Huevos Fabergé: Un Lujo Imperial
De los talleres de Peter Carl no solo salieron huevos, sino más bien pitilleras, jarras, bandejas o mangos de paraguas que transformaban la vida doméstica de la familia imperial en una recreación de la historia de historia legendaria del rey Midas. La popularidad del joyero recorrió la mitad del planeta y su compañía, con 500 empleados, se convirtió en entre las mayores de Rusia. En verdad, el país estuvo representado por Fabergé en la Exposición Universal de París de 1900. En fin, estos huevos han dado a entender la marca Fabergé en todo el mundo.
Afirma no haberlas exhibido nunca en su casa, diciendo que las compró pues son importantes para la historia y la cultura rusas, y que cree que son el más destacable arte en joyería del mundo. En exactamente el mismo reportaje de la BBC, Vekselberg reveló que planea abrir un museo que exhibirá los huevos en su compilación, que fue construido como un Museo Fabergé privado en San Petersburgo, Rusia el 19 de noviembre de 2013.
Nos han llegado los nombres de varios joyeros que trabajaron para su marca. A principios del siglo XX, la empresa empleaba a casi 600 personas, todo un hito para la época. El emperador Alejandro III decidió complacer a la emperatriz con una parte de Fabergé en 1885, era un simple huevo de Pascua blanco.
Para realizar este objeto, el zar recurrió al joyero Peter Carl Fabergé, quien se había convertido en el orfebre oficial de la Corona Imperial ese mismo año. Así fue como Fabergé creó el primer y mítico huevo imperial en 1885. Estos huevos se comenzaron a hacer Merced a los encargos del zar Alejandro III, que encargo un huevo de pascua para su esposa María Fyodorevna. Los historiadores difieren en el momento de cuantificar cuántos son, pero calculan que oscilarían entre cinco y ocho.
