¿Coger y vender unos pájaros, tagarninas, espárragos, unas naranjas? Estas redes se montan de forma vertical sobre dos varales metálicos de manera que las aves al chocar con la red queda enredada en exactamente la misma. La posesión y utilización de esta clase de redes por particulares, está absolutamente prohibida. Su uso sólo se autoriza excepcionalmente para realizar anillamiento científico.
Muy buenas a tod@s…Esta foto y la nota de prensa originarias son mias. Soy integrante activo de SEO y de Ecologistas en acción en Jaén y prácticamente de año en año publico este género de nota de prensa en los medios posibles. Éste producto específicamente es propio de César, pero basado en el mio original y me parece acertado criticar éste tipo de actos, que para empezar infringen al legalidad, o sea, está toalmente contraindicado utilizar estas trampas y ofrecer caza a las aves insectívoras.
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Me entusiasma el campito, la ciencia, la comunicación y los viajes. Me aterra la falta de empatía con los animales y la inacción frente la presente crisis climática. Desde 2004 trato de contagiaros mi pasión por la naturaleza por medio de un blog que quiere ser observatorio pendiente (y crítico) del discurrir de la vida.
Eso, sencillamente o se comprende o no se comprende y no posee mas vuelta de hoja. Pero es que esta prohibición no es por mero capricho y sucede que las aves de la misma el resto de fauna silvestre por toda nuestra geografia, son cada vez mas escasas y consecuentemente peligra nuestra biodiversidad, vital para la propia supervivencia del humano…Sin más ni más, saludos. La Ley 4/1986, del 27 de marzo, de Conservación de los Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres, establece en su producto 26.1.
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La «caza al agua» la redes se montan en verano en abrevaderos, de forma que son capturadas las aves que vayan a beber. Mientras que la «caza al paso» se efectúa en terrenos libres en otoño y las aves son atraídas por un reclamo. Se conforman de dos bandas de red que se ponen en el suelo, cuatro varales que tienden a ser de madera, unos anclajes y un sistema de cuerdas que hacen que la red se cierre cuando se da un tirón de una de ellas. Esta técnica solo puede ser utilizada mediante la concesión de un permiso por las autoridades eficientes, a criadores expertos para la atrapar algunas aves destinadas para la cría en cautividad. Eran situaciones de los años de hierro, de los tiempos de la pobreza extrema, el hambre y el analfabetismo. Gentes sin oficio ni beneficio, obligadas a ganarse unas pocas perras gordas cazando pajaritos con cepos de ballesta hechos de chatarra reaprovechada.
En la «caza al paso» se capturan fundamentales fringílidos. El destino de estas aves es terminar enjauladas para disfrutar de su canto, contituyendo un importante tráfico y compraventa ilegal de estas aves. Y en el peor de los casos, a estas aves se les dan muerte apastándole el cráneo o partiéndolas el cuello para ser consumidas como «pájaros fritos». Además, esta actividad tiene un riesgo para la salud de esas personas que consumen estas aves, pues se ha probados que ciertas presentan en su tejidos esenciales concentraciones de pesticidas e inclusive metales pesados que pueden generar daños en algunos órganos internos.
Entre otras muchas catástrofes esta crisis nos ha traído de nuevo a los pajareros. En especial en el sur de la Península, mayoritariamente en los extrarradios de las grandes ciudades, la caza de pajaros pequeños vuelve a estar de tendencia. En esos tiempos muchos cazadores le adquirían cepos en su herrería y su precio, en 1970, era de 162,50 pesetas. A fin de que la cola alcanzara el temple, MIguel sometía a la materia prima a un desarrollo metalúrgico complejo que incluía calentarla en la fragua, modularla a martillazos en el yunque y finalmente enfriarla en agua o aceite.
Si necesitan comida, que se esperen a que saquen los cubos de basura de cualquier supermercado, y en un dia se llenan carros de comida para toda la semana. Era tan frecuente su presencia que ahora los echo mucho de menos, por su ausencia, por que solamente quedan, por el hecho de que los insectos se multiplican sin control ante la ausencia de sus depredadores naturales…. Recuerdo en el momento en que era pequeño el ruidoso piar de los gorriones en la chopera, la extensa variedad de aves que bullían por el cielo y caturreaban posadas en las ramas de los arboles al filo de los caminos y salían volando cuando nos acercabamos a la región donde estaban o callaban para proteger sus nidos de ser avistados. Los tordos fritos son una delicatesen digna del mejor paladar.No cambio unos tordos fritos por un pescaito frito.O unos tordos con arroz, unos tordos escabechados o con tomate.De todas y cada una de las formas están para chuparse los dedos. Se ponían en el campo lleco donde no hubiera árboles cerca.
