Como Lavar Los Huevos De Gallina

Parece evidente que cuando charlamos de comer alimentos, estos sean lo más limpios viable. Los alimentos contaminados tienen la posibilidad de suponer un peligro evidente para la salud, incluso con consecuencias mortales. En países como Estados Unidos, se lavan, se desinfectan y se “parafinan”, es decir, se protege con parafina la cáscara.

Los huevos tienen una cosa llamada “cutícula” que cubre naturalmente la cáscara, formada entre otras cosas por proteínas, hace que no sea realmente preciso lavarlos (salvo que estén muy muy sucios). Una vez cascado, el huevo debe cocinarse o consumirse a la mayor brevedad viable. Por este motivo, debemos ser extremadamente meticulosos durante su conservación y consumo. En el caso de usar cualquier producto de limpieza, ya sea un paño, esponja o aun cepillito, es importante limpiarlo con jabón después de cada uso para no pasar las bacterias que se pudieron remover de un lote a otro. El consumidor puede decantarse por guardar los huevos en el frigorífico a temperatura de refrigeración si lo desea. Pero debe tener en cuenta siempre y cuando en ese caso de llevarlo a cabo, deberá sostenerlos siempre refrigerados hasta el día de hoy de su uso, asegurándose de que se mantiene la cadena de frío.

Tampoco los filetes de cerdo y ternera, ya que podrían perder varios de los nutrientes, sabores y aromas. Las cascarillas de los huevos son porosas sirviendo al hecho del intercambio de oxígeno con el exterior conforme el pollito medra. La cutícula hace que las bacterias no penetren y contaminen el albumen donde se desarrolla el animal.

Se estima que 2 huevos son la ración sugerida para adultos. Las cuestiones de inseguridad alimenticia que rigen la producción y la venta de huevos en España vienen dadas por la Unión Europea. Tanto las huertas como las industrias son revisadas por especialistas y se comprueba el estado de las gallinas cada cierto tiempo. Además de esto, según la Organización Interprofesional del Huevo y sus Productos , las gallinas ponedoras son vacunadas «contra las primordiales enfermedades que logren afectarlas», siendo una de ellas la salmonelosis. Las bacterias patógenas que contaminan los huevos tienen la posibilidad de encontrarse tanto en el interior como en su cáscara.

Y mucho menos si se emplean substancias como vinagre, detergente, jabón o lejía, que pueden dañar el huevo o suponer un riesgo para la salud. Si los huevos están fríos, agua fría, si están calientes, agua caliente. Si es invierno y quieres utilizar agua ardiente, déjalos en la cocina un rato hasta el momento en que cojan temperatura ambiente.

La cascara de huevo se caracteriza por ser porosa y por tener una fina cubierta de cutícula que la impermeabiliza. Si lavas el huevo, podrías remover este escudo y permitir que las bacterias penetren en la cáscara. Especialmente si empleas agua fría o agua corriente a la hora de lavar el producto, implicando de esta forma un riesgo mucho mayor de contaminar la una parte del huevo que vas a comer. Por ende, y a pesar de que el huevo presente una serie de máculas, no es conveniente lavarlo antes de meterlo en el frigorífico o seguir a su consumo.

Quizá ya no pensamos en eso cuando adquirimos huevos, por el hecho de que suelen estar limpios, por lo menos aparentemente. Esto no es porque las empresas productoras los laven, sino más bien por el hecho de que se retiran del alcance de la gallina justo después de la puesta. De esta forma se impide que las heces y otros restos de suciedad caigan sobre ellos. Aún de esta manera, probablemente halla bacterias sobre la área de la cáscara, así que es importante no lavar los huevos porque al llevarlo a cabo podemos dañar la membrana que los recubre y favorecer la entrada de esos microorganismos. La cáscara del huevo se caracteriza por ser porosa y está compuesta por una fina capa de cutícula impermeable que impide que los gérmenes pasen al interior. Al lavar el huevo, se corre el peligro de eliminar esa fina capa y beneficiar la penetración de bacterias en la cáscara.

La parafina es una substancia muy parecida a la cera que se aplica al huevo y lo impermeabiliza e impide que se contamine. Nombre Correo Web Almacena mi nombre, e-mail y web en este navegador para la próxima vez que comente. – Tener las cajas de puesta limpias, usar una cama de paja o similar limpia siempre y cuando se pueda y de esta forma sostener aire cerca del huevo y sin contacto con alguna superficie o muy caliente o muy fría. De ahí que limpiar la cáscara no es siempre y en todo momento aconsejable, por el hecho de que puede ser aun contraproducente, andas estropeando esa protección natural, incluso empujando al unísono a las bacterias en los poros.

Si los huevos están sucios, lo ideal es retirar la mugre con un papel de cocina desechable. Y si aún así quedan restos de mugre, tenemos la posibilidad de lavarlos esmeradamente con agua para sacar la mucho más grosera, pero esto último solo debemos hacerlo inmediatamente antes de cocinarlos. O sea, en ningún caso debemos lavar los huevos para almacenarlos después. Un último detalle sobre si se tienen la posibilidad de lavar los huevos para sacar los restos de suciedad, y volviendo a reiterar que la contestación es no, se debe decir que el ‘no’ tajante es si después se marcha a almacenar el huevo para ingerirlo en otro momento. No obstante, se puede lavar el huevo que esté muy sucio siempre y en todo momento inmediatamente antes de cascarlo para cocinarlo, caso de que se deba evitar que esa suciedad entre en contacto con la parte comestible del huevo. La suciedad que logre haber en la cáscara del huevo está sobre la cutícula, impidiendo el paso de las probables bacterias a la parte comible del huevo, así que mejor que continúe ahí.

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