Señal inequívoca de la veneración que suscitó, en España y en el mundo, son la multitud de islas, cabos, promontorios, lagos, ciudades, barrios, plazas, calles, centros de enseñanza, capillas costeras, museos, monasterios… Y asimismo nomina exquisitos dulces de repostería casera, antiguas canciones infantiles populares…
Para esto los contrayentes deben conocer a las clarisas y ofrendarles con huevos. Aunque lo normal es que se entreguen 2 o mucho más docenas, también se dice que estas tienen que se de trece huevos.
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Una Bonita Tradición: Llevar Huevos A Santa Clara
Puede estimarse que los datos aportados telefónicamente, por norma general resultaron más anecdóticos, pero mucho menos concretos que los conseguidos en las respuestas de los cuestionarios. Las visitas personales se realizaron a los conventos cantabrios de Santillana del Mar y de Villaverde de Pontones, convento este último sin cuya colaboración hubiera resultado irrealizable la elaboración de este estudio.
De todos modos, el muestreo realizado puede considerarse como un muestreo de conjuntos, puesto que el cuestionario incluía ciertos apartados en que, para responderlos, la abadesa debía consultar a otras religiosas de su red social. La base fundamental de datos la formaron las respuestas de los 35 cuestionarios cubiertos en los monasterios clarianos de las localidades citadas en la nota final. Es una nueva generación de jóvenes clarisas franciscanas que no acepta la tradición meteorológica aneja a las ofrendas de huevos para conseguir buen tiempo.
Santa Clara, “patrona Habitual” Del Buen Tiempo
En 1212 fundo la Orden de Clarisas o Damas pobres, bajo la regla y estatutos de San Francisco y fue la primera mujer que creó una regla monástica en la Edad Media. En el momento en que murió, en 1253, el Papa Inocencio IV asistió a sus entierros y dos años después, Alejandro IV la canonizó.
Prosiguió los pasos de su conciudadano Francisco de Agarráis, a quien había oído predicar en el momento en que ella tenía dieciséis años. Un par de años después huyó de su casa y renunció a los permisos que le ofrecía su preclaro estirpe, sus riquezas y su enorme hermosura.
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Hoy día nos cuentan las portavoces de las escasas religiosas de la Orden de Santa Clara residentes en los tres monasterios que quedan en Cantabria –hace pocos años se cerró el de Castro Urdiales- de que cada vez se hacen mucho más ofrendas de huevos en solicitud de gracias completamente ajenas al buen tiempo. De los sesenta conventos con los que se conectó para efectuar el estudio en 1993, únicamente tres de ellos – los de Vinaroz, Murcia y Almería- eran extraños a la tradición.
Tras una semana de intervalos lluviosos, Estefanía se teme que llueva el día de su boda y por este motivo asistió al Monasterio y dio como ofrenda dos docenas huevos a Santa Clara. Se envió en un inicio una fácil encuesta a sesenta monasterios del territorio español, previamente escogidos, solicitándoles su colaboración.
Había algún lugar vasco, como Durango, en que uno de estos trece huevos se presentaba raramente adornado y envuelto, como un pequeño obsequio. Semeja que el origen de estas dádivas de doce más uno, entronca con las órdenes religiosas mendicantes, en que se añadía una pieza mucho más al donativo por la condición eclesiástica del mendigo.
Su apego a Barcelona, con ejemplos como las ofrendas a Santa Clara, está vivísimo y se mantiene intacto. Reflejos obre el tema de la ofrenda de huevos a Santa Clara en el Monasterio de Pedralbes. Foto creativa sobre el tema de la ofrenda de huevos a Santa Clara en el Monasterio de Pedralbes. En 1212, tras haber oído predicar a Francisco de Agarráis su palabra, creó la Orden de las Clarisas o Damas pobres.
La práctica de llevar huevos a las clarisas para que pidieran buen tiempo en datas de bodas, bautizos, primeras comuniones, procesiones… Hace más de diez años ya se había ampliado a viajes, celebraciones y otras celebraciones que no tenían ningún carácter espiritual.
Ocurre que las tradiciones populares de carácter espiritual son mucho más fuertes que la congruencia doctrinal y sobreviven soterradas, brotando en las temporadas de menos fe. Reaparecen entonces en forma de rituales que hoy nos resultan poco razonables, aun supersticiosos, pero que en otro tiempo fueron prácticas recurrentes de la vida día tras día. Lo que en un primer instante se había usado para enlaces, en este momento se utiliza también para otras fechas conmemorativas como bautizos, comuniones, procesiones o viajes. Antiguamente, la presencia de lluvia en una boda se consideraba un mal augurio para la novedosa familia.
