Aparte de estas oportunidades que vienen de quebrarse las péñolas, siempre y en todo momento tienes que mirar y regir tu halcón cuando alguna se tuerce; si vieres que no tiene rotura en ella sino más bien torcedura, toma agua caliente, poco mucho más que tibia, moja la pluma, y en el momento en que vieres que ablanda ve enderezándosela cuidadosamente con los dedos, y después el ave misma la ha de enderezar con el pico. Si por ventura hubiere en ella livor, que significa quebrantadura, pero que no está partida, toma entonces un tronco de berza de col, o el papel penca, y si es gruesa ponla en el rescoldo, y tan rápido estuviere ardiente, sácala y ábrela; coloca entre ella aquella quebradura de la pluma, y tenla allí un tiempo hasta que suelde, que allí luego soldará. Otras aves hay que si bien son de tierra ardiente buscan otras que lo sean aún considerablemente más, como las cigüeñas y sisones y muchas otras aves que crían en esta tierra de Europa que contiene a España y Francia y otras tierras. En el momento en que viene el invierno pasan allende el mar, al África, por el hecho de que es mucho más caliente y, entonces, tórnanse. Yo vi por el ajustado de Marruecos, que está entre Cuota y Ceuta, pasar las cigüeñas a fines de verano, que se tornaban para África; eran tantas que no podía el hombre contarlas, y duraban un buen tiempo en el cielo, tan enorme era la manada que iba.
Por cada una de estas cosas que hemos dicho viene al halcón enorme enfermedad, de la que el halcón muere prontísimo si no es socorrido. Esta cura tienes que hacer un par de veces cada día hasta el momento en que veas que el ojo ha vuelto a su hermosura, y si le quedare nube o paño, échale polvos de coral blanco bien cernido y de este modo va a curar. Entretanto, desciende a un planeta corrompido y obscuro.
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Capítulo Xl
Toma nuez de la India, nuez moscada, mirra, clavos de giroflé, canela, flor de canela, macis, almástiga, incienso y azúcar blanca; pisa y muele cada cosa de éstas por sí, y cuando estuvieren bien molidas y mezcladas en uno (el azúcar blanco sea lo postrimero y de cada cosa tanto de lo uno como de lo otro por peso), toma estos polvos y dáselos a comer en un corazón de gallina. Séale dada al halcón tanta cuantía como 2 granos de garbanzos, y cada día rocíale el rostro y la cabeza con buen vino blanco. Hártale de sol, y en el momento en que así estuviere doliente, no le des a evaluar el agua, salvo si vieres que está ya bien esforzado. Toma unas turquesas pequeñas que llaman tenazas, como aquéllas, necesarias a los halcones, con que les cortan las uñas y el pico; mas procura que no sean agudas ni corten; derruye tu halcón, cógelo y trábale de aquella pluma con las turquesas y sácasela.
En Castilla se crían turbes en muchas comarcas, así como en Guipúzcoa, Álava, Vizcaya, Segura y Algeciras. De ellos, los mejores que yo vi son los de Algeciras, pequeños y roqueces; los demás, generalmente los torzuelos, son buenísimos perdigueros; y las primas son comunales. En el momento en que son pollos tiene un plumaje bermejo y el pico obscuro.
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Cuando hubieres de lanzar tu azor a garza, jura que halle la garza levantada, puesto que si está posada y llega a ella la hiere muy mal. Nunca lo lances a liebre ni conejo; dale siempre y en todo momento a tirar y pelar. En la muda esté en buena casa de enorme espacio y suelto; tenga dos alcándaras y un bacín de agua y coma en la mano.
No hacía bastante que el canadiense había anunciado un cuento con las peleas de fondo. Se declaró un practicante frecuente de este deporte. Le propuso ponerse los guantes y tantearse entre los muebles del apartamento, intentando no romper nada.
Hemos Actualizado Nuestra Política De Intimidad
Los neblís prosiguen a estas aves y atraviesan todo el mundo. Yo tuve un halcón neblí, que era muy buen altanero, llamábase Poca ropa, y fue tomado en Plasencia. Díjome el redero que lo tomara, que le cayera en la red con unas palomas torcaces, tras las que venía, y afirmaba que las palomas traían el papo lleno de la frutilla del haya que llaman ho, y aquella mañana la habían comido, y no hallamos que hubiere hayas hasta Villafranca de Montes de Oca, que estaba bien setenta leguas de allí; y por tanto, podéis comprender la travesía que las aves hacen. De esta manera las aves, por industria de la naturaleza, procuran su vida y su cuidado. Señaladamente las aves buscan su historia en la morada del invierno y del verano; porque las aves que crían en Noruega, tal como neblís, sacres y bornís y otras aves, en el invierno, porque es muy frío, salen de allí -de Noruega- de aquella tierra friísima, y vienen con otras aves a buscar tierra ardiente, y vienen cazando aquellas aves que vienen en su compañía, y as!
