Se habla del primer ensayo que hace aparición en España sobre sexualidad escrito por un médico. «He intentado que la gente de a pie conozca como influyen los temas de la salud sobre la sexualidad», afirma. Si su gusto es codiciado, sus características no dejan lugar a inquietudes. Apenas aportan calorías, unas 135 por 100 gramos de producto.
Se consideraban artículos con enorme poder alimenticio, repletos de vitaminas. Esto se ha ido perdiendo, según mi opinión, pues los niños ya no comen en el hogar, pero no creo que sea pues a la multitud le da asco. Todavía queda mucha cultura casquera en La capital de españa, Salamanca o Bilbao”.
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Cultura
Vamos a tiro hecho a por los huevos fritos con patatas, pero ya puestos pedimos que nos aconsejen otros de los platos que no debemos dejar de evaluar en nuestra visita. De entrante solicitamos la ensalada más básica, la del tío Juan. Tomate a rodajas, buen aceite de oliva virgen plus, un toque sutil de Vinagre de Jerez, sal y orégano. Un tomate de la huerta bien aderezado, al que le sobra algo de orégano, que es de bote y no del ambiente.
En boca, por la temperatura, no cabe duda de que está llevada a cabo al menos el día previo, lo que favorece su uniformidad y volumen. El toque de la naranja amarga, muy original y oportuno. José Andrés está de paso con unos amigos por el hecho de que tienen mesa reservada en La Castillería. Se nota la relación de amistad con todos y cada uno de los miembros de la familia Esquivel.
Casa Real
AmpliarSi piensan que por su fama, en la Venta El Toro se han vuelto locos y han comenzado a tirar de vajilla cuadrada y esas cosas se confunden. La tapa de atún encebollado nos la sirven al igual que la anterior en un fácil plato redondo y blanco. El atún está rico, quizás un tanto seco asimismo en dependencia del trozo que toque.
El pedazo de carne, llamado “pizzle” , en teoría fue etiquetado como “carne comible, no destinada para consumo humano”. El gerente de la tienda lo empacó y lo puso en un estante. De toro, ternero, cordero, gallo o muchos otros animales.
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En Jamaica, el pene de toro se cocina con ron, banano y pimienta para elaborar un manjar llamado cow cod soup. Hay versiones similares de esa sopa en Bolivia, donde lo llaman caldo de cardan, y en Malasia, donde organizan la sopa torpedo. No es algo tan horrible, si pensamos que en el oeste estadounidense comemos las “Rocky mountain oysters” (testículos de toro maceradas y fritas) y hot dogs.
Las mucho más populares son las criadillas de toro, si bien prácticamente se pueden cocinar los testículos de otros muchos animales, en especial del ternero, el cordero o aun el gallo. Aunque muchos estiman que Shakespeare o Hipócrates fueron los autores, lo cierto es que fue la lengua alemana Ludwig Feuerbach el que citó la famosa frase de “somos lo que comemos”. Y sí, eso debió pensar en su momento el rey Fernando el Católico, que a sus 53 años se casó con una joven de 18 años –Germana de Foix– en segundas nupcias. Para prosperar su salud sexual era un gran aficionado a consumir testículos de toro, lo que varios conocemos como criadillas.
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Populares como prairie oysters , Montana tendergroins, cow-boycaviar , swinging beef y calf fries, los testículos fritos siguen siendo una delicatessen de las Montañas Rocosas”. Hablamos de las criadillas, la casquería más olvidada… Sea como sea, para cualquier preparación es conveniente que se escalden a lo largo de unos minutos y luego retirarles la piel que tienen alrededor.
Vaqueros de esta región los organizan bajo el nombre de ostras de las montañas rocosas o de la pradera. Allí es habitual la castración de jóvenes animales para supervisar la cría. Y pese a todo, las criadillas han caído prácticamente en desuso.
AmpliarOcupo junto a Manuel Valencia la mesa asignada. Mantel y servilletas de papel y cristalería y cubertería de caminar por casa. Nos encontramos un momento sin charlar por el hecho de que todo a lo que nos rodea nos llama la atención. Un extraño mueble de madera que sirve como botellero y que contiene además un buen número de almohadillas, de esas que se usan en los tendidos de las plazas de toros para acomodar las posadoras, escolta la entrada.
Como todos y cada uno de los veranos, pasa sus vacaciones en la zona recargando las pilas ante una temporada donde, aparte de atender sus múltiples negocios, le aguardan meses de grabaciones y el trabajo arduo de ir dándole forma a la definitiva enciclopedia mundial de la gastronomía. Una vez dentro, preguntamos por Tía, la persona que se encarga de reservar las mesas y que nos atendió por teléfono. Está detrás de la pequeña barra, y nos sugiere ir a sentarnos en una mesa con 2 sillas, justo enfrente, en el único rincón habilitado en esa región.
