Es la tónica general en el resto del Estado, con la única salvedad de la “providencial lluvia de vocaciones”- dicen las monjas- que existe en el Monasterio de Lerma . Como fuentes orales, se emplearon las entrevistas personales y telefónicas mantenidas con el resto de los sesenta monasterios escogidos, monasterios que habían preferido contestar personal o telefónicamente a la encuesta. En la selección de poblaciones se aplicó, como técnica indispensable, el muestreo proporcional, con objeto de conseguir una mayor representatividad. En aquel instante, había en España mucho más de 200 conventos de clarisas muy irregularmente organizados.
Afirman concluyentemente que “la tradición de la ofrenda no es consustancial a la Regla de Santa Clara”. Después de sus manifestaciones, podemos aventurar que éste puede ser el principio del fin de la tradición meteorológica más folclórica de nuestro tiempo. El razonamiento que usaban para justificar el éxito de sus frases era el proverbial de que la fe hace milagros y confesaban que ellas mismas, en casos expepcionales, habían pedido a su fundadora la gracia del tiempo claro, entregando los huevos a personas necesitadas.
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Nuestro Trabajo Es Ayudaros A Hacerla Situación
Habitamos un ambiente en que se presume de arreligiosidad, pero se practican una sucesión de mitos ambiguamente religiosos, la mayoria de las veces con regocijo y un cierto aroma exótico. Entendemos que nosotros nunca podríamos hallar un tiempo espléndido de forma natural para una fecha o datas determinadas y recurrimos a esta tradición popular, profana y religiosa a la vez, como el único recurso libre. En 1212, tras haber oído predicar a Francisco de Asís su palabra, creó la Orden de las Clarisas o Damas pobres. Dejó sus privilegios y riquezas atrás para seguir el sendero de la pobreza, con la ilusión de lograr un mundo mejor bajo el lema ‘Paz y bien’.
En otros casos las parejas rompen con el numero par y entregan 13 huevos. Con los años la tradición fue evolucionando y muchas familias empezaron a sugerir no únicamente una docena, sino hasta 3 o 4 docenas de huevos, incluso hay quienes aseguran que hay que llevar 13 huevos. En relación a quién tiene que ser el encargado de ofrecer los huevos hay múltiples versiones, unos comentan que la propia novia y otros que las amigas. El de qué forma se debe llevar a cabo esta tradición difiere un poco de un ubicación a otro en España.
Ofrendas “virtuales” Para Tener Buen Tiempo En Días De Boda
Con cierta frecuencia por el momento no se visitaba a las monjas, sino que se les comunicaba la fecha en que se deseaba la encomienda del buen tiempo y se les hacía llegar una limosna como compensación de las claras. En el momento en que estos encargos telefónicos, telegráficos o epistolares venían de lejísimos, las propias clarisas sugerían que la ofrenda de huevos, o su importe, fuera entregada a los pobres. Imperativos de orden social y demandas prácticas, en escasos años habían hecho extensible a cualquier tipo de ceremonias, festejos y celebraciones aquella curiosa tradición de bodas.
Afirmaban que solían supervisar el estado del tiempo el día para cuya bonanza habían rezado y, cuando no resultaba el tiempo esperado, añadían que el pueblo creía –y de esta forma se lo recriminaba a ellas- que las clarisas o no habían rezado o lo habían hecho mal. Las clarisas franciscanas del 93 anhelaban que se mantuviera la tradición original y no estaban de acuerdo en que se desvirtuara esta con ofrendas de huevos para solucionar inconvenientes ajenos al tiempo atmosférico, como comenzaba a hacerse en ciertos sitios. De todos modos, el muestreo realizado puede considerarse como un muestreo de conjuntos, ya que el cuestionario incluía ciertos apartados en que, para responderlos, la abadesa debía consultar a otras religiosas de su red social. La base primordial de datos la formaron las respuestas de los 35 cuestionarios cubiertos en los monasterios clarianos de las localidades citadas en la nota final.
Santa Clara, “patrona Habitual” Del Buen Tiempo
No existían en todas las provincias y en algunas ciudades había dos y hasta tres. En 1958 el Papa Pío XII la declaró patrona de la televisión y de las telecomunicaciones. Introduce tu correo electrónico en la próxima casilla para suscribirte y recibir nuevas entradas.
En Cataluña se había iniciado una exclusiva ofrenda que no debía ver transcurrido un tiempo atmosférico. Era la de las pequeñas que llevan el nombre de Clara y que se presentaban a la Santa en alguno de sus monasterios, portando un cestillo con huevos. Informaban asimismo las monjas de que no existía ninguna oración ad hoc, con texto predeterminado por la Orden que aludiera al buen tiempo. Aseguraban las religiosas que, en esencia, sus oraciones iban dirigidas a que se cumplieran los deseos de sus benefactores y, si el tiempo que se encargaba era para una boda, asimismo encomendaban a Santa Clara la alegría y la lealtad de los contrayentes.
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Donde se charla de un estudio de 1993 en el que se contactó con sesenta conventos para comprender si ellos también «padecían» este tipo de ofrendas, donde únicamente tres de ellos -los de Vinaroz, Murcia y Almería- eran ajenos a la tradición de llevar huevos a Santa Clara. Por su lado, en el Monasterio de Santa Clara de Estepa la ofrenda de huevos a Santa Clara tomó auge en el año 1998 en el momento en que se diese la celebración de la boda entre Eugenia Martínez de Irujo y el torero Francisco Rivera. Administran siempre y en todo momento si el buen tiempo, por el que rezaron a la Creadora, se cumplió y aseguran que eligen que la tradición no se desvirtúe y las ofrendas se vinculen exclusivamente a la petición de buen tiempo. La falta de vocaciones la vienen compensando con la acogida de jóvenes novicias que llegan de lejanos países y que se amoldan bien a los monasterios cántabros.
Al sucederse las generaciones en el correr de los tiempos, las prácticas y tradiciones meteorológicas han ido desapareciendo o han evolucionado tanto, que casi nos resultan irreconocibles. Es el caso de la vieja práctica de llevar la novia una docena de huevos a un convento de clarisas para que no lloviese el día de su boda. En el monasterio de Santa Clara de Estepa, las necesidades de rezos para el buen tiempo en las bodas se popularizaron tras el enlace de Eugenia Martínez de Irujo con el torero Francisco Rivera en 1998.
Fundado por el rey Jaime II y por su esposa Elisenda de Montcada en 1326, se inauguró con una misa solemne el 3 de mayo de 1327.
Cristóbal Colón confió a las clarisas de Moguer el éxito en su compañía en 1492 y, a su regreso, les entregó exvotos traídos del Nuevo Planeta. Por norma general, en 1993, no había establecida una proporción de huevos fija, en relación ésta de la generosidad de los donantes. Las familias acostumbraban a llevar de 2 a cinco docenas, pero si las ofrendas representaban a corporaciones o instituciones, se entregan diez, 12 y hasta treinta docenas. A veces, las docenas eran de trece huevos y entonces se las llamaba docenas del clérigo o docenas del fraile.
