Con el suficiente tiempo se irán formando nuevos grupos, nuevos estirpes que paralelamente irán divergiendo como las ramas de un árbol. Pero, y esto es importante, una exclusiva especie, un nuevo grupo, nunca deja de pertenecer al conjunto al que pertenecían sus ancestros. Pero los trabajos de John Ostrom con Deinonychus en los años 60 y 70, la app de la cladística a los dinosaurios por Gauthier y los descubrimientos de dinosaurios emplumados de las últimas décadas terminaron exponiendo quién tenía razón en este debate. Algo que la brillante cabeza de Huxley fue capaz de atisbar a partir de investigar un solo ejemplar. Y sucede que, ciertamente, las aves descienden de un conjunto muy especializado de dinosaurios del jurásico, que tienen a Archaeopteryx como representante primordial. Algo que Converses Darwin ya dejó entrever en su cuarta edición de El origen de las especies.
Este dibujo general ahora se conocía ya hace décadas, pero hasta ahora hubo debates libres sobre cómo evolucionaron. Para comenzar, el trabajo recién anunciado define el árbol evolutivo de las aves de una forma definitiva. Desde el suelo hacia arriba, desde los árboles hacia abajo… ¿Por qué razón no ambas cosas?
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Dinosaurios Que Cabrían En Tus Manos
La evolución habría sucedido cuatro veces mucho más rápido a lo largo de las 12 ramificaciones filogenéticas de los terópodos a los aves que en el resto de linajes evolutivos de los dinosaurios. «Hemos restaurado qué genes tenían y qué orden genómico tendría, sin ingresar en la secuencia», Gabaldón. Pero en este momento se va a lograr realizar lo mismo que lo que hicieron hace mucho más de diez años con el pigmento visual, pero con muchas más familias de genes. Aquel trabajo, que hace despertar toda clase de ideas futuristas presentes en la ciencia ficción sobre la resurrección de los dinosaurios, se realizó con solo una secuencia genética y en tiempos en los que la industria genómica se encontraba aún en su infancia.
La idea era utilizar una especide de máquina del tiempo molecular que fuese capaz de dar marcha atrás al avance de la evolución hasta el momento en el que vivió el ancestro común más cercano entre los dinosaurios y los seres vivos recientes. Si lo conseguían podían abrir la puerta a novedosas interpretaciones sobre la biología y la forma de vida de los enormes animales que dominaron la Tierra durante millones de años. Según él, estaba claro que las aves eran los descendientes vivos de los terópodos. Aun de este modo, muchos terópodos conocidos tenían grandes patas, brazos cortos y una cola extendida y robusta, todo lo contrario de lo previsible en una criatura arborícola. Otros paleontólogos mantenían que las aves no evolucionaron desde los dinosaurios, sino que compartían un ancestro común, muy previo, al que debían sus semejanzas. Se creía que las plumas formaban un aspecto único del conjunto aves; no obstante, en China, se han descubierto un sinnúmero de dinosaurios emplumados que pueden ser clasificados como dinosaurios terópodos.
Preparados Para Volar
El vuelo no evolucionó en un planeta bidimensional, recuerda Ken Dial, de la Universidad de Montana-Missoula. Dial ha demostrado que los pollos de muchas especies baten sus toscas alas para ganar adherencia al terreno cuando escapan de un depredador por una pendiente inclinada, como el leño de un árbol o una pared rocosa. A medida que el ave madura, ese género de descenso controlado cede paso gradualmente al vuelo exactamente. A lo mejor, afirma Dial, el sendero que prosigue el pollo en su avance refleje el paseo por su linaje durante la evolución. Quizá sus antepasados aletearon torpemente como él, hasta que por último emprendieron el vuelo. Desde entonces los paleontólogos encontraron cientos de terópodos emplumados.
Que gallinas y pollos no son tontos es algo que la ciencia sabe gracias a una secuencia de indagaciones publicadas en los últimos tiempos. Pueden contar, mostrar cierto nivel de autoconciencia e inclusive manipularse unos a otros por métodos un tanto maquiavélicos. Para no explayarme, remito a los lectores a una revisión de la literatura científica sobre la aptitud cognitiva de las gallináceas que se publicó en 2017 en la revista Animal Cognition. El zorro calculó mal sus pasos, probablemente por los mismos dos prejuicios con los que los humanos contemplamos a las gallinas. Poco mucho más que factorías de carne cuyo único talento, en la situacion de las hembras, es poner huevos.
Esa es una visión reforzada por algunas representaciones de pollos y gallinas en la cultura habitual, en la literatura y en el cine. Hablamos de una representación que bien podría contribuir a la gente a sentirse mejor en el momento en que comen huevos o carne de pollo producida a través de prácticas agrícolas intensivas. En contraste, el ala del gallito de las rocas macho combina agilidad con una fachada vistosa. El raquis saliente en la primera pluma remera genera un ruido que añade un efecto sonoro a la exhibición visual. Una perdiz chucar aletea agitadamente en el laboratorio de vuelo de la Facultad de Montana.
Un nuevo estudio ha detectado que el ave con la que más genes comparte este temible dinosaurio es la gallina doméstica. Según ciertos nuevos análisis, las gallinas serían la especie viva genéticamente más parecida al mítico dinosaurio T-rex. Hace 130 millones de años, dinosaurios avianos carnívoros como Microraptor, cazaban en los bosques de coníferas y pteridospermas del Cretácico. Más tarde lo hicieron los Velociraptor, popularizados en la novela de Michael Crichton Parque Jurásico y apodados “raptors” en la película homónima de Spielberg. Lo que uno concluye de la lectura de ese artículo es que según los estudios más recientes los pollos familiares fueron el foco de una revolución en nuestra entendimiento de su complejidad anímica y popular. Ahora se sabe que cuando menos algunas aves se comparan con varios mamíferos en concepto de nivel de sabiduría, sofisticación sensible e interacción social.
